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Levinton, Norberto
Columnista MTH

La escalinata y el pórtico del templo de Corpus Christi

14 Feb. 2018 11:22 Misiones Jesuíticas
Jesuitas Corpus Christi
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Corpus en mapa de 1703

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La arquitectura del pueblo misionero de Corpus Christi

La escalinata es una escalera amplia de un solo tramo construida con materiales nobles en el exterior y en la entrada de un edificio.

En la antigua Grecia la elevada situación del templo le confería dignidad.  En los pueblos misioneros había un desplazamiento del medio natural, la plaza, que funcionaba como atrio, y de allí se ascendía por la escalinata. Había un cambio en la sensación o experiencia visual. Luego estaba el pórtico semi cubierto es decir techado pero abierto en los laterales. Era un espacio de transición. Se había llegado a la Casa de Dios. Solo era recibido aquel que estaba bautizado. Por eso se construía el baptisterio adyacente con acceso independiente. Vamos a ver que todas las iglesias de los pueblos misioneros tenían escalinata y pórtico. El templo de Corpus tenía una escalinata especial. El inventario dice que el templo tenía tres naves, con crucero, media naranja, 77 varas de largo por 27 varas de ancho, 17 varas de alto en el medio y 11 varas en las naves, sacristía, contrasacristía, bautisterio, pórtico, diez ventanas por banda y tres del frontispicio con sus tres bóvedas y escalinata de acceso de 18 gradas. Se terminó de construir alrededor de 1735. Según el Padre Oliver era la más hermosa de todas las misiones.

De la escalinata del templo de San Ignacio Miní dijimos:

Estamos perdiendo elementos-partes del significado arquitectónico de la iglesia de San Ignacio Miní. Fundamentalmente en lo que se refiere a la experiencia del espacio en el ingreso al templo. Me refiero a la escalinata por la cual los indios ascendían hasta el pórtico del templo. Al desaparecer se ha perdido la idea clásica del crepidoma (base o pedestal). Este era el elemento básico para resolver la contradicción entre la irregularidad efectiva del sitio (condición topográfica) y la horizontalidad de la estructura básica de la iglesia. Los escalones constituían una serie de planos horizontales, relacionados entre sí; hoy lo que queda aparece confundido con el terreno. Este tramo de acceso al templo le proponía a los indios una trascendental sensación. Era el efecto de ascensión, uno de los principios del estilo barroco. Subir para acercarse a Dios.

Se trataba de una inmanencia vertical diferente a la del gótico. El efecto iba creciendo y terminaba por imponerse sobre las líneas horizontales. Después del pórtico el recorrido de la nave alargada los llevaba hacia la luz de la cúpula que atraía todo hacia sí. La escalera hoy no existe pero todavía estaba a fines del siglo XIX. En 1895 Juan B. Ambrosetti escribe: "la escalinata que daba acceso al templo se halla cubierta de escombros y vegetación"[1]. El agrimensor Juan Queirel la dibuja en un relevamiento de planta realizado en 1899[2]. Poco tiempo después, en 1904, el Padre Vicente Gambón explica la razón de la desaparición del elemento arquitectónico: "saltando entre los montones de piedras que están delante de la fachada y que deben ser las de la escalinata por donde se subía al templo nos detenemos delante de la puerta principal"[3]. Quizás el autor de esta demolición haya sido un buscador de tesoros; allí existía la tumba de un jesuita. El crepidoma tenía en la arquitectura griega al menos tres escalones. Hoy no queda ninguno.

El pórtico de acceso era un lugar semicubierto y columnado situado ante el edificio y adosado a él. Se han borrado las posibles huellas de columnas. Hemos encontrado documentación fehaciente sobre su presencia. Cardiel dice que "todas las iglesias tienen un gran pórtico que coge todo su ancho"[4]. Para el concepto basilical paleocristiano, subyacente en estas iglesias misioneras, el pórtico era funcional para diferenciar jerárquicamente a los cristianos de los neófitos. Por eso el pórtico o nártex servía para que los neófitos esperaran afuera en determinadas partes del oficio.

La iglesia de San Ignacio Guazú, terminada hacia 1694, tenía pórtico y fue el inicio de una serie tipológica de varias iglesias. Entre ellas la de Santa Ana, que tenía pórtico, y la de San Ignacio Miní, que también lo tenía. Una foto de 1928 de la iglesia misional de Santiago muestra la gran altura del sobresaliente techo a dos aguas, lo que posibilitaba la admiración de cualquier escultura en los nichos de la fachada.

La obra del Arquitecto Onetto correspondió a una época[5]. En su memoria de la restauración menciona la escalinata de acceso. Explica: “El Agrimensor Queirel dice que la iglesia tuvo un pórtico sustentado por columnas de madera y que desde esa entrada se descendía al nivel del terreno por medio de unas gradas. Es poco probable que esta iglesia haya sido precedida por un pórtico de madera, y en cuanto a las gradas, sin dudas las tuvo, aunque pocas. Al remover los escombros en esa parte, se encontraron piedras en un gran desorden, y entre ellas, con gran sorpresa, la lápida del Padre Cordule” (Onetto, 1999, p.69).

Sin embargo, Gonzalo de Doblas, teniente de gobernador del Departamento de Concepción, escribe: en el pórtico de la iglesia de San Ignacio Miní hay tres de estas losas que la mayor tiene más de quince pies de largo y diez de ancho  y las otras dos son poco menores”. Seguramente se estaba refiriendo a los emblemas de la Compañía de Jesús (Doblas, 1970 (1785), p.27)[6]. Todos los pueblos tuvieron escalinata y pórtico. Restaurar las ruinas de manera que se puedan entender sólo nos permitiría conectarnos con el pasado "a través de una imagen que relampaguea"[7].

Por Dr. Norberto Levinton, especial para MTH

1. Ambrosetti, Juan B. "Tercer viaje a Misiones", en Boletín del Instituto Geográfico Argentino. Tomo XVI, Bs.As., 1895

2. Queirel, Juan. "Las ruinas de Misiones". Bs.As., 1899.

3. Gambón, Vicente. "A través de las Misiones Guaraníticas". Bs. As., 1904

4. Furlong, Guillermo. "José Cardiel, SJ, y su Carta - Relación (1747)". Bs.As., 1953

5. Onetto, Carlos Luis. Principal restaurador arquitecto a cargo de la restauración de San Ignacio Miní en 1942. En San Ignacio Mini. Un testimonio que debe perdurar. Buenos Aires, 1999.

6. Doblas, Gonzalo de. Memoria sobre la Provincia de Misiones de Indios Guaraníes. Buenos Aires, Plus Ultra, 1970

7. Benjamin, Walter. "Tesis de la Filosofía de la Historia" en Discursos Interrumpidos I. Madrid, 1982.

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