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Yemini, Alejandro
Columnista MTH

La yerba mate: herencia guaraní en el Plata

27 Mayo 2024 09:04 Guaraní
Yerba Mate
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Cosecha de yerba de Aldo Chiappe

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La yerba mate es la infusión características de los países de la cuenta platina.

Actualmente Uruguay es el mayor consumidor mundial de yerba mate per cápita y Argentina el primer productor y exportador, seguido por Brasil y Paraguay. No quedan dudas que esta es la infusión más representativa de los “Países del Plata”. El vínculo de Uruguay no solo refiere al consumo. Fue el uruguayo Víctor Navajas quien, en 1924, desarrolló en el Establecimiento Las Marías, Provincia de Corrientes, República Argentina, las plantaciones de yerba más australes del mundo. A partir de 1940 crea la marca Taragüí, la cual ocupa un destacado lugar en la producción de yerba mate.

El caá, nombre guaraní de la yerba mate, es un alimento estimulante, una medicina y fue, según las creencias indígenas, un regalo del dios supremo Tupá, creador de la luz y el Universo, quien moraba en el sol, Kuarahy. Considerada como planta sagrada, la yerba fue adoptada por charrúas, indios pampas e incluso los incas. Los indígenas no solo la consumían en infusión, sino que también mascaban la hoja de caá, como si fuesen hojas de coca. La hoja de yerba mate les acompañaba en las labores cotidianas, como ser, travesías por selvas, navegación por ríos o en las tareas agrícolas.

Tupá enseñó a los guaraníes que luego de cosechadas las ramas de caá debían exponer las hojas un instante al fuego sin quemarlas, para así hacer estallar las células, liberar la savia y fijar la clorofila. A este proceso se le llama “sapecá” que en lengua guaraní significa “abrir los ojos”. Algo así como si el fuego hace despertar el gran potencial que posee la yerba. En la ilustración de la izquierda, puede verse el “sapecado” realizado por un indígena al pie del árbol.

Luego del “sapecado”, las hojas se someten a un proceso de secado final. Para ello los guaraníes construían un túnel donde se encendía el fuego en un extremo, y en el otro extremo se construía una parrilla en forma de bóveda, llamada barbacuá. Sobre esta se colocaban las ramas para calentarlas, ahumarlas y extraerles el resto de la humedad de las hojas. Esta etapa se muestra en la ilustración de la derecha.

Sobre el consumo de la yerba mate en la Banda Oriental, uno de los primeros testimonios lo aporta el Jesuita Antonio Sepp. En su viaje por el río Uruguay de 1691, al desembarcar a  orillas del río, realiza con los indígenas de la ribera el trueque de un caballo por anzuelos, cuchillos, tabaco, pan y yerba paraguaya. Rápidamente el consumo de la infusión fue adoptado por los españoles colonizadores. A poco de ser fundada la ciudad de Montevideo, en todas las pulperías de la región podían encontrarse tercios de cuero o barricas de madera conteniendo yerba.

El sacerdote jesuita José Sánchez Labrador, expresa: “Los españoles aprendieron de los indios guaraníes, que usaban esta bebida en infusión de agua hirviendo, casi del mismo modo que se usa el Té, en el instrumento que llaman Mate, que es una especie de calabaza…”. Agrega el citado jesuita que: “Los indios guaraníes y otras gentes dibujan bellamente las calabazas que llaman “caiguá” o mates en que se bebe la infusión de la hierba del Paraguay o té del Sud. Lo que los Misioneros Jesuitas hicieron fue domesticar los árboles de la Hierba, formando cerca de las Reducciones plantíos hermosos…y así evitar los viajes de centenares de leguas que hacían, yéndola a buscar a los bosques… … enviándola a Buenos Aires.” El centro logístico de mercancías provenientes de las Misiones Jesuíticas, estaba en las oficinas ubicadas en la Iglesia de San Ignacio de Loyola, en la llamada “Manzana de las Luces”.

Sobre el consumo del mate hay varias opiniones, algunas lo ven como sinónimo de holgazanería, tal es el caso de la primera impresión que se lleva el abate benedictino Antonio José Pernetty de visita por Montevideo en el año 1764, en sus estudios sobre vida y costumbres durante los primeros años de la ciudad, manifiesta: “los españoles de Montevideo son muy ociosos, no se ocupan más que de conversar juntos, tomar mate y fumar un cigarro. Solo trabajan los comerciantes y algún artista.” Además, agrega Pernetty que en la casa del gobernador siempre hay una bandeja pronta para tomar mate.  Por otro lado, se ve al mate como una bebida estimulante que facilita los vínculos sociales y contribuye, además, a incrementar la actividad laboral.

Sobre el origen del nombre científico de la yerba mate, hay una controversia. El sabio francés Amado Bonpland fue el primer botánico europeo en describir el árbol de la Yerba Mate, al que denominó Ilex theaezans. Este naturalista, tomó contacto por primera vez con las plantas de yerba, en sus expediciones en la Isla Martín García en 1818, a instancias de los datos que le aportó Manuel Belgrano. Luego, durante casi 40 años realizó diversos estudios y emprendimientos productivos en las provincias argentinas de Corrientes y Misiones.

Los estudios de Bonpland permanecieron inéditos durante varias décadas, antes de ser conocidos por la comunidad científica. Sin embargo, el naturalista August de Saint Hilaire, luego de visitar las Misiones Orientales, describe la Yerba Mate, dándole el nombre de Ilex paraguariensis, el que es publicado en 1822 en Memories du Musée d´Histoire Naturele de Paris. Bonpland, estuvo casi toda la década de 1820 cautivo del dictador paraguayo Gaspar Rodríguez de Francia, por lo que nada pudo hacer para corregir esa injusticia, años más tarde, respecto al “pillaje” de Saint Hilaire, Bonpland expresó: “Admiro la seguridad con la que ese viajero anuncia el descubrimiento de las plantas más interesantes del Paraguay, lugar donde jamás entró.”

Por Alejandro Yemini, especial para MTH.

REFERENCIAS BIBIOGRÁFICAS

  • Arbelo, Aurora y Mango Gladis: “Amado Bonpland. Paradigma del Mercosur”. Moglia Ediciones. Corrientes. 2023.
  • Assuncao, Fernando: “El Mate”. Bolsilibro Arca.Montevideo. 1967.
  • Foucault, Philippe: “El pescador de orquídeas. Aimé Bonpland: 1773 – 1858”. Emecé Editores. Buenos Aires. 1994.
  • Furlong, Guillermo S.J.: “José Sánchez Labrador S.J. y su Yerba Mate”. Editorial Theoría. Buenos Aires. 1991.
  • Navajas Pau y Mac Donnell Mercedes. Establecimiento Las Marías: “Caá Pora: El Espíritu de la Yerba Mate”. 2010.
  • Ricca, Javier: “El Mate: Los secretos de la infusión. Desde la cultura nativa hasta nuestros días”. Mandinga Editor. Montevideo. 2002.
  • Imágenes:Yerba Mate: cosecha, sapecado y secado en “barbacuá”. Dibujo de Aldo Chiappe. Publicado en “Caá Porá: El Espíritu de la Yerba Mate”. Establecimiento Las Marías.

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