A 119 años de la llegada del padre Federico Vogt a Posadas
Escrito por Estela G. de Lagier
Descubrir al padre Federico Vogt, fue como vivir una gran aventura. Cuando el padre Romano Henz SVD me prestó el álbum de recortes del padre Vogt, no salía de mi asombro y tampoco sabía lo que me esperaba. Yo misma estaba convencida que su obra importante había sido construir un nuevo templo, pero a medida que revisaba el famoso álbum mi asombro crecía y se transformaba en admiración. Me impresionaba descubrir que además de misionero, era teólogo, periodista, escritor, historiador, educador, antropólogo, lingüista, un verdadero americanista.
Durante su estadía en misiones se preocupó por la orfandad religiosa de los pueblos, por los sucesos de la provincia, por llevar el catecismo a las escuelas, por la educación, por el hospital de caridad, por la indigencia en posadas y en las distintas localidades, por dar a conocer a través de sus artículos periodísticos las calamidades que azotaban a las poblaciones y la poca ayuda de la nación entre otras cosas.
Cuando llegó tenía a su cargo una parroquia de 30.000 kms cuadrados y 30.000 habitantes diseminados en esa superficie. Durante un año estuvo solo hasta que llegó el padre Pilk. Entonces los esfuerzos y los sacrificios comenzaron a ser compartidos.
¿Qué pasó con el recuerdo de su trayectoria? ¿En qué momento de la historia de Misiones se perdió la figura y la obra increíbles de este sacerdote que brilló con sus conocimientos en diversos campos de la cultura? Un verdadero sabio que respondía al doble concepto de la sabiduría: conducta prudente en la vida y conocimiento profundo en ciencias, letras o artes. Sin hablar de la sabiduría, don del espíritu santo. Como dice el padre Juan Rajimon en su libro “La luz de la palabra”, “sin duda la sabiduría es un regalo que Dios otorga a las personas, que se vacían de sí mismas, para dar lugar al poder de dios y actuar a través de ella.” Y el padre Federico se vació de sí mismo.
Cuando llegó a su templo, se dio cuenta enseguida que el desinterés por la religión era generalizado. Su tarea pastoral no se limitaba solamente a Posadas, enseguida comenzó a recorrer los pueblos de su parroquia. Viajaba como podía, a pie, a caballo, en carreta, en diligencia y por el único camino que existía: el río Paraná.
A través de su correspondencia con San Arnoldo Janssen y los obispos de Paraná y Corrientes sucesivamente, los detallados informes anuales sobre la marcha de la parroquia y su álbum de recortes y escritos, pudimos consultar información de primera fuente sobre su estadía en Misiones en donde desarrolló una descomunal tarea.
Captó enseguida las dificultades que entorpecían el desarrollo de la región. Treinta años después de finalizada la guerra de la triple alianza veía claro como el drama del país hermano influenciaba en los problemas que debía resolver el conjunto social de misiones, sobretodo posadas. Puso toda su capacidad en acción para colaborar desde su ministerio al desarrollo de la provincia y a la continuidad de la tarea pastoral.
Con su pluma voló muy alto y fue muy lejos. Un hombre lleno de conocimientos, de energía y de una gran sabiduría. El respeto por sus semejantes fue otro de sus rasgos distintivos. Supo expresar su pensamiento y fue coherente con el mismo. Cuando entro en el seminario sabía que se entregaba en cuerpo y alma para dedicar su vida al señor. Nos dejó un legado extraordinario que debemos rescatar : su tarea evangelizadora; sus escritos de historia y filisofía; sus artículos periodísticos donde volcó sus conocimientos que no fueron pocos; sus trabajos de antropología y de lingüística; su sentido práctico de la vida; su espíritu solidario; su energía y su dinamismo concretando siempre sus proyectos y sus ideas.
El padre Gerardo Woesteescribió en sus memorias: “muchos sacerdotes he llegado a conocer en los 78 años que tengo, pero lo digo, entre todos los sacerdotes que han actuado en misiones no hay quien mereciera un recuerdo duradero y que perpetuara su memoria como el rdo. Padre Federico Vogt y es de sentirlo, que no se haya encontrado quien describiera al menos brevemente su vida y sus trabajos realizados.”
Cuando se fue, se cerró detrás de él la ingrata puerta del olvido. La intención es abrir esa puerta, rescatarlo y redescubrirlo para no olvidarlo más.
Por Estela G. de Lagier, especial para MTH