Andresito en Río de Janeiro
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En julio de 2007 viajamos a Río de Jeneiro con Jorge Machón con el objetivo de hallar algún indicio acerca de la prisión y muerte de Andresito. Tuvimos oportunidad entonces de visitar las diferentes prisiones en las que estuvieron Andresito y su secretario, fray José Acevedo: el fuerte de Santa Cruz, la prisión de la Lage y la Isla das Cobras.
Obtuvimos en el Archivo del Ejército documentación que acreditaba que la Corte portuguesa había ordenado la liberación de Andresito en agosto de 1821, la cual constituye hasta la fecha la última noticia que se tiene sobre él.
Especial interés tenía para nosotros la Isla de la Lage, donde Andresito había estado recluido durante casi un año y medio. La visita a esa prisión fue toda una aventura al estilo Indiana Jones. Se trata de un fuerte abandonado, ubicado en el medio de la Bahía de Guanabara. La única forma de acceder a él que encontramos, tras recorrer varios cuarteles de Río y Niteroi intentando sin resultado que alquien nos llevara, fue con una barca de pescadores, que se rompió en el medio del mar, por lo que tuvimos que ser rescatados por otra embarcación. Pero logramos nuestro objetivo: llegar al lugar, desembarcar y tomar algunas fotografías que luego recorrieron el mundo a través del documental "Buscando al Comandante Andresito", de Camilo Gómez Montero.
Otros aspectos de nuestro viaje fueron menos cinematográficos: durante largas jornadas consultamos los archivos de todas las parroquias existentes en 1820 en Río, y resguardados en el subsuelo de la Catedral de Río, a fin de ver si estaba asentada en alguna de ellas la muerte del comandante general guaraní. Fue una tarea larga y que no arrojó resultado alguno. Muchos documentos son ya ilegibles o están seriamente dañados. Por otro lado, archivos de parroquias enteras se perdieron a causa de incendios. En ningún lado había referencia alguna a Andresito.
Nos quedaba sólo un lugar por visitar: el archivo del convento de São Bento (San Benito), localizado justo frente a la Isla das Cobras, donde una tradición del siglo XIX no comprobada dice que murió el comandante. Aunque era una posibilidad remota, por su cercanía a la isla creíamos que podría existir allí algún registro de los prisioneros muertos en la prisión. Fuimos repetidas veces, pero nunca pudimos ubicar al responsable del Archivo.
Este mes pude por fin dar por cerrada la búsqueda: nuevamente, pasados exactamente diez años, volví a São Bento. Se trata de un convento benedictino que todavía recibe el nuevo día todas las mañanas con misas cantadas en estilo gregoriano. Al cuarto intento en el transcurso de una semana, finalmente pude hablar con Fray Pascoal, el responsable del Archivo. El resultado, lamentablemente, una vez más no fue satisfactorio: el archivo conventual no tiene registro de defunciones externas, sino sólo las de los monjes y esclavos del propio convento.
El final de Andresito sigue abierto, esperando que aparezca el historiador afortunado que encuentre algún dato sobre su muerte. Si es que tal documento existe.
Texto e imágenes, gentileza de Oscar Daniel Cantero