De la resignación a la rebelión
Los jóvenes del Movimiento Rural Cristiano buscan nuevos caminos.
“Veíamos las injusticias que sufrían nuestros padres, y nosotros mismos como jóvenes. Pero un día dijimos ¡basta!”, recuerda Juan Carlos Berent, Tatú para sus compañeros.
Fueron los más jóvenes los que empezaron a organizar a los colonos. Primero fue un puñado, más tarde cientos y miles, agrupados en núcleos de base que se extendieron por toda la provincia, y finalmente nació el MAM, el Movimiento Agrario de Misiones.
Pero comencemos por el principio. Para contar la historia del MAM debemos hablar necesariamente del Movimiento Rural Cristiano (MRC), integrado por jóvenes católicos que vivían en las colonias y que formaban los grupos rurales.
El MRC fue el comienzo de muchas historias, en Misiones y en otras provincias. Estaba organizado en todo el país. Tenía un Equipo Nacional, la conducción nacional, un Equipo Regional, la conducción regional, y un equipo en cada diócesis, las conducciones diocesanas. Estas coincidían en algunos casos con una provincia, como en Misiones, encabezada por el obispo Jorge Kemerer.
“En 1969 empecé a trabajar en el grupo rural de Colonia Alberdi, en el Departamento de Oberá, junto a Alfredo Berent, Zulma Quintana, Betke y otros jóvenes católicos”. Juan Carlos cuenta así el origen del MRC: “Al poco tiempo fui jefe del Grupo de Alberdi, participé en cursos, encuentros, reuniones... Luego fui extensionista del Equipo Diocesano, algo así como el responsable del MRC en la provincia. Así nació mi relación y mi amistad con el obispo Jorge Kemerer, con quien teníamos encuentros periódicos para hablar de las actividades del MRC. Además de Kemerer había otros obispos, como Alberto Devoto, de Goya, Corrientes, y Severino Di Stéfano, de Sáenz Peña, Chaco, que nos ayudaron mucho. Ellos y algunos sacerdotes que trabajaban comprometidos con las posiciones más progresistas de la Iglesia, como José Czerepack y Alberto Markiewicz, en Misiones”.
El compromiso con los pobres impulsado en el Concilio Vaticano II, en 1962, el papel del clero y de los laicos en la transformación de la sociedad, las ideas de los obispos latinoamericanos reunidos en Puebla y Medellín, el movimiento de los Sacerdotes del Tercer Mundo, la Pedagogía para la Liberación de Paulo Freire... Todo esto hizo que el trabajo del MRC se fuera volcando, primero, al compromiso social, gremial, y que, finalmente, muchos de sus militantes asumieran un compromiso político.
“En el caso de Misiones, para comienzos de1971, el MRC, que en pocos años había alcanzado un desarrollo muy grande, se había empezado a achicar. Sus propuestas se agotaban si no salían de lo religioso. Algunos grupos ya no se reunían, y cuando nos reuníamos era sólo para hablar de las injusticias que sufrían nuestros padres y nosotros como jóvenes. En esas charlas nació la idea de formar una organización agraria, cosa que no era nueva, porque, a través del MRC, teníamos noticias de las Ligas Agrarias Chaqueñas”, señala Juan Carlos. “Así fue que en una charla con monseñor Kemerer, le dije, medio con miedo, que teníamos ganas de formar un gremio de colonos. Grande fue mi sorpresa cuando me dijo que estaba de acuerdo y que le metiéramos pata, pero que lo tuviéramos al tanto”.
Con Juan Carlos Berent trabajaron en un comienzo Juan Carlos Urbaniz, que había sido mandado por el Movimiento Rural Cristiano de Reconquista para ayudarlo a organizar el Movimiento Agrario, y Clara Polachinski del grupo rural de la colonia Julio U. Martin, que era la secretaria que llevaba los papeles del Movimiento Rural Crisiano y se encargaba de los programas que el Movimiento tenía en LT 13, en Oberá, los domingos a las 10.30, desde donde hablaban del trabajo que hacía el MRC y anunciaban las reuniones, con día, hora y lugar.
“Para hacer las reuniones en las colonias, en un territorio que crecía rápidamente, teníamos un Citroen 2CV, 0 km, comprado en Citromisiones con el “plan clero”, a nombre del obispado de Posadas”.
“Todo esto fue al principio, hasta que el MAM logró autofinanciarse, pero de no haber sido por el aporte de esos obispos comprometidos con el pueblo, y el de los militantes del MRC, no sé si el MAM hubiera existido”, concluye Juan Carlos Berent.
Pero el MAM existió. El 28 de agosto de 1971, hace cincuenta años, quedó formalmente constituido, en el Salón Kassner, en el Kilómetro Cero de la Picada Finlandesa. Cerca de Oberá.
Por Pablo Fernández Long, especial para MTH.