El recuerdo de Aparicio Almeida
Gobernador del Territorio Nacional de Misiones
Decir Aparicio Almeida es decir, humildad, sabiduría. Nacido en San José en 1896, perteneciente una familia de agricultores. En su juventud, vivió en Posadas y en Puerto Piray, trabajando para Alto Paraná como cosechador de yerba mate.
Fue propuesto como gobernador por el ministro Ángel Borlengui a Juan Domingo Perón, quien lo designó el 20 de enero de 1947.
“Una vez le pregunté a Don Aparicio '¿esto es todo lo que usted cobra después de haber sido gobernador'. Y él me respondió; 'es una pensión vitalicia que me dieron los amigos radicales en 1964. Vea joven, la plata compra muchas cosas, pero lo único que no se compra es la dignidad de las personas'. Era un filósofo de la vida”, lo recordó Ernesto Fornichela, jubilado y exempleado del Banco Nación. Y agregó: “Es sabido que cuando se hizo cargo del Gobierno, tenía dos pantalones; uno nuevo y el otro zurcido: cuando se fue, tenía también dos pantalones sólo que los dos estaban zurcidos”.
Don Aparicio asume el cargo de Gobernador en los primeros días de 1947. Don “Apa” era un autodidacta, era carpidor, tarefero, comerciante contador, periodista, era un político de limpia trayectoria. Los que lo recuerdan nunca olvidan que Aparicio salía de casa de Gobierno rumbo a su casita, atrás del actual Samsa “Barrio de las Aguas Corrientes” caminando, y todos los días compraba huesos para sus perros en Mitre y Jujuy.
Gobernó el Territorio Nacional de Misiones hasta el 30 de septiembre de 1949, cuando fue reemplazado por Alberto D'Uva.
Sufrió un accidente automovilístico que hizo que su salud se deteriorara rápidamente, paso sus últimos días en una casita en el barrio de Villa Lanús, dejando de existir el día 19 de Noviembre de 1984.
Texto: Leo Duarte, especial para MTH