El regreso de Andrés Guacurari
Opinión de Alfredo Montenegro desde Santo Tomé
El 12 de febrero de 1817, cuando ya anochece en la Cuesta de Chacabuco, el General San Martín dicta a su escribiente: “Excelentísimo Señor: Una división de mil ochocientos hombres del ejército de Chile acaba de ser destrozada en los llanos de Chacabuco por el ejército de mi mando en la tarde de hoy.” Se dirige al Director Supremo Pueyrredón, y le notifica del contundente triunfo logrado por sus tropas ante el Ejército Realista.
El Plan Continental de San Martín tuvo un aliado fundamental en el Gral. Martín Miguel de Güemes, salteño de familia hacendada, que al frente de su Ejército de gauchos impidió una y otra vez el avance contrarrevolucionario desde el Alto Perú, que pretendía ahogar en sangre al proceso independentista abierto en Mayo de 1810, como ya lo habían hecho en otras partes del continente. Los españoles intentaron en quince oportunidades penetrar hacia el interior de las Provincias Unidas; en 1819 los gauchos de Güemes libraron cuarenta y siete combates contra los invasores. Güemes muere en 1821, luego de una emboscada. Buenos Aires celebra su muerte. Pero ingresa en la historia porque, a pesar de ser un traidor a su clase terrateniente y ponerse al frente de gauchos analfabetos, defender sus derechos y confiscar bienes de la aristocracia salteña, es criollo blanco, de una buena familia criolla blanca. Mitre le concede el acceso a la Historia Oficial, que se enseñará uniformemente a lo largo y ancho del país.
San Martín tuvo otro gran aliado para la concreción de su Plan Libertador. Y tal vez no lo supo, o no lo dimensionó en su justa medida: el Comandante General de Misiones Andrés Guacurarí. En ese mismo año de 1817, Andrés y su Ejército de guaraníes fueron los responsables de rechazar la invasión paraguaya al territorio de Misiones, y la invasión portuguesa a la actual provincia de Corrientes. El Comandante militar portugués de las Misiones Orientales, Francisco das Chagas Santos, atacó pasando el río Uruguay por Itaquí el 19 de enero de 1817, ocupando La Cruz y Yapeyú. Como consecuencia de estas acciones, los luso-brasileños saquearon y destruyeron los pueblos de Concepción, La Cruz, Yapeyú, Santo Tomé, Santa María, San Javier y Mártires, traspasando de regreso el río Uruguay el 26 de febrero de 1817, llevándose consigo todo lo que tuviera valor y 1800 misioneros obligados a acompañarlos. Chagas Santos vuelve a pasar el Uruguay, pero fue vencido en Apóstoles el 2 de julio de 1817, por las tropas de Guacurarï, lo que provocó la retirada de los portugueses a la otra orilla del río. La Batalla de Apóstoles tuvo para nuestra historia la misma importancia que la Batalla de Tucumán, que el Combate de San Lorenzo; fue decisiva para salvaguardar lo que hoy llamamos la “soberanía nacional”, en este caso de nuestro Litoral, de nuestra mesopotamia, para permitir que San Martín continuara su Campaña Libertadora de Chile y Perú. ¿Por qué no lo recordamos, no lo estudiamos, no lo enseñamos? En los últimos años, gracias al trabajo de varios investigadores e historiadores, la historia de Andrés Guacurarí, la historia de Los Pueblos Libres encabezados por Artigas, ha adquirido una visibilización en nuestra región que no tuvieron durante casi dos siglos de hegemonía de la Historia Oficial. La Historia de los vencedores se escribió como una historia blanca, sin lugar para aborígenes, mestizos, esclavos negros o “populistas” traidores a su clase como Artigas. Por eso el Protector de Los Pueblos Libres fue expulsado de la Historia Argentina. Por eso no relacionamos en las aulas el Cruce de Los Andes con la lucha de Andrés Guacurarí. Por eso la lucha por nuestra Independencia aparentemente tuvo un solo adversario: la Corona española. Cuando luchamos también contra la Corona portuguesa, lo que nos costó la pérdida de la Banda Oriental.
¿Cómo se hubiera dirigido San Martín a Andrés Guacurarí, en una hipotética correspondencia? ¿Lo hubiera llamado también “paisano mío”, como se dirigió a José Artigas? No lo sabemos; sabemos sí del respeto y valoración del Libertador por la autonomía y las culturas de los Pueblos Originarios y sus derechos inalienables a las tierras que ocupaban. ¿Cuándo aparecerán en los mapas de los textos escolares las campañas militares del Comandante Guacurarí? En Santo Tomé, un gran monumento, tal vez el mayor existente, recuerda a Andrés en una actitud decidida, de autoridad, de arrojo. Popularmente, la mayoría lo reconoce como el “Monumento al Indio”, pocos identifican su nombre y su lucha histórica, su martirio una vez que fue capturado por los portugueses. Pero poco a poco su figura está recobrando estatura, poco a poco se abre espacio en medio de una historiografía liberal y europeísta que lo despreció y lo ocultó. Poco a poco vuelve a montar y a dar la voz de marcha a su ejército de “indios guaraníes”.
Por Lic. Alfredo Montenegro, especial para MTH