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Camogli, Pablo
Responsable MTH

El Sindicato de Obreros Yerbateros de San Ignacio y el caso “Mañasco”

31 Ago. 2017 11:54 Contame una historia
San Ignacio Sindicato Yerba Mate Mañasco
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San Ignacio Eusebio Magnasco

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El primer sindicato de tareferos

A comienzos de la década de 1910 en la zona de San Ignacio y de Itapúa, en Paraguay, comenzó a gestarse un incipiente proceso de tecnificación de la producción de la yerba mate. El objetivo era abandonar el modelo extractivista de los yerbales naturales y reemplazarlo por el cultivo de la planta. Para ello, se gestaron algunas empresas de proporciones que contrataron técnicos agrónomos que lograron darle a la zona un fuerte perfil yerbatero.

Este proceso fue acompañado por la organización simultánea de los trabajadores, que sufrían un altísimo grado de explotación laboral en una región en donde los controles estatales eran prácticamente nulos y, en muchos casos, cómplices con la patronal. Para atender estas problemáticas, es que las principales centrales obreras del país enviaron delegados a Misiones. Así llegó a San Ignacio Eusebio Mañasco, dirigente anarquista de la Federación Obrera Marítima (FOM). Como lo hizo también Marcos Kanner, otro dirigente célebre del sindicalismo anarquista y comunista de la década de 1920.

En la zona trabajaban unos 500 obreros yerbateros, contratados principalmente por las empresas Martin & Cía. y La María Antonia, que operaban en ambas márgenes del río Paraná.

En junio de 1920 se creó el Sindicato de Obreros Yerbateros de San Ignacio, que de inmediato solicitó aumentos salariales y reducción de la jornada laboral. La falta de respuesta por parte de la patronal desembocó a una de las primeras huelgas registradas en la provincia. María Rapalo cuenta que “con el apoyo de la FOM el nuevo sindicato consiguió, tras ocho días de huelga, una importante victoria. En efecto, llegó a un acuerdo con la patronal por el cual la jornada de trabajo quedó limitada a ocho horas, los salarios de 1,20 a 2 pesos fuertes fueron elevados a 4 pesos diarios, y se obtuvo la libertad de comercio y el pago en moneda nacional”, en reemplazo del sistema de vales.

En contrapartida con la organización sindical, se produjo la unión de los dueños de los establecimientos yerbateros, que se aglutinaron en el Centro Patronal de Industriales Yerbateros, una especie de Asociación del Trabajo a escala local. La respuesta fue el desconocimiento del pliego aprobado luego de la huelga de los trabajadores. Esto desembocó en un nuevo paro de actividades que se prolongó durante siete meses, en medio de una tensa relación patrones-obreros.

En este marco se produjo, en junio de 1921, el asesinato del ingeniero Alan Stevenson, que trabajaba en el diseño de una cosechadora de yerba. De inmediato, la policía detuvo a Mañasco, a su pareja y a otros dirigentes sindicales, a los que acusó por la muerte de Stevenson. La policía del Territorio Nacional sometió a tortura, violaciones y vejámenes a los detenidos hasta que obtuvo declaraciones falsas que los incriminaban. Con ese material, el juez condenó a Mañasco y a otros cinco dirigentes a cadena perpetua, además del “embargo de todos sus bienes, pérdida de la patria potestad y proscripción para siempre del mundo de los vivos”.

En 1927, luego de numerosas protestas y movilizaciones en todo el país, la Corte Suprema redujo la condena a 25 años, hasta que el presidente Marcelo de Alvear indultó a los condenados poco tiempo después.

 

Fuente

Larguía, Alejandro, Misiones-Itapúa y los pioneros del Oro Verde, Buenos Aires, Corregidor, 2006.

Martínez, Chas, María, tesis de maestría: Liderazgo Social y Militancia Comunista en la Provincia de Misiones: Una aproximación a la vida política e intelectual de Marcos Kanner, en http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/martinezt.pdf.

Rapalo, María, Patrones y obreros, la ofensiva de la clase propietaria 1918-1930, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2012.

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