La raíz del problema agrario
La profundización y el conflicto en Misiones
A fuerza de recorrer las chacras y hablar con la gente, resultaba cada vez más evidente que, además de los problemas económicos, los colonos y sus familias padecían enormes problemas sociales. Falta de una atención médica elemental, una educación que mejorara sus posibilidades de crecimiento, incomunicación por falta de caminos, atraso por la ausencia de electrificación rural, tenencia precaria de sus tierras, en fin, se hacía evidente un panorama de explotación y miseria que convertía a los agricultores, especialmente a los más pequeños, en esclavos dentro de sus chacras, esclavos de los monopolios de la industrialización y la comercialización de sus productos.
Pasaban los meses y los años y, a pesar de las luchas y las conquistas, siempre había que volver a empezar. Casi de cero.
Así fue que con los militantes del MAM comenzamos a trabajar en un análisis más profundo de las causas de esa miseria que no lograban terminar de eliminar. Al mismo tiempo que se sucedían las huelgas, los paros generales y otras medidas de lucha, se fue profundizando el nivel de conciencia de muchos compañeros, socios, delegados de Núcleos de Base y de la Comisión Central.
La búsqueda de lo que llamaban la “raíz del problema” se hacía en reuniones con todos los niveles de la organización, a lo largo y a lo ancho de casi toda la provincia, y contaba con un instrumento poderoso: el periódico del MAM, el Amanecer Agrario, dirigido por Estela Urdaniz, una compañera de gran experiencia en el trabajo de base, que se había incorporado al MAM con ese fin.
A la par de este trabajo de profundización, se radicalizaba el enfrentamiento a la dictadura de Lanusse, con medidas de fuerza conjuntas con las Ligas Agrarias de otras provincias, como Chaco, Corrientes, Formosa, Entre Ríos. Y un paro general que saboteó la visita de Lanusse a Misiones.
Esto fue generando una convergencia con otros sectores populares organizados de Misiones, y del resto del país. Militantes de la JP, la UES, los sindicatos obreros rurales, maestros, etc., se acercaban al MAM solidarizándose con su lucha, y compañeros como Juan Figueredo, Susana Ferreira y los hermanos Zaremba, se convertían en el rostro visible, en Misiones, de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo.
Es necesario aclarar que este proceso no cambiaba el carácter gremial del MAM, un gremio que agrupaba a los pequeños y medianos agricultores de Misiones independientemente de su posición política. En el MAM había peronistas, radicales, socialistas, comunistas, apolíticos, católicos, evangélicos y no creyentes, y el gremio era para todos. Pero sus militantes, aunque defendían el carácter gremial de su organización, no estaban interesados solamente en un mejor precio para sus productos.
O al menos muchos no lo estaban. Querían algo más.
Juan Carlos Berent recuerda así esa etapa del MAM: “Estas acciones, huelgas, paros, iban creando dos cosas. Por un lado, divisiones internas y por otro cansancio y desgaste. En un año teníamos dos huelgas por un mismo producto y al año siguiente otro paro al empezar la cosecha porque los precios no se ajustaban a los costos. El otro punto (desgaste por pelear siempre por algunos centavos más) fue lo que nos dio más trabajo, porque eso era generar conciencia, conciencia crítica de la realidad. Y empezamos por la CCC y después a los Núcleos de Base, abarcando todos los puntos que hacen al funcionamiento de la sociedad: planificación y control de la producción, los sectores básicos de la economía, los monopolios, la tierra, y la educación, la salud, la seguridad social, las leyes”.
“Este trabajo duró meses. Recorrimos todos los Núcleos de Base con tizas y pizarrón, nos instalábamos en una colonia y dos o tres noches seguidas (con faroles petromax) nos juntábamos y discutíamos punto por punto. Y no era que nosotros íbamos y le decíamos esto es así y listo, no, nosotros planteábamos el problema y con una metodología concreta, lográbamos que los mismos colonos, llegaran a la conclusión a la que habíamos llegado nosotros. Salían reuniones formidables, de día nosotros visitábamos a los colonos en sus casas, comíamos con ellos, trabajábamos con ellos y de noche de nuevo a la reunión, había una participación bárbara y profundas discusiones”.
Las conclusiones a las que llegaron fueron publicadas en el Amanecer Agrario Nº 11.
“Algunos a esto lo llamaron hacer política, cuando era buscar la solución de fondo. De lo contrario íbamos a pelear todos los años por los dos o cinco centavos, ya sea para el té, yerba, tung o lo que fuera, porque eran los grandes que manejaban todo. Planificaban la producción de acuerdo a su interés y pagaban lo que querían sin tener en cuenta nuestros costos de producción”.
“Esto fue lo que provocó la división del MAM, y ahora vemos cómo estamos, igual o peor que hace 30 años atrás, porque no se atacó la raíz del problema”, concluye Juan Carlos Berent.
Por Pablo Fernández Long, especial para MTH.
Foto: Estela Urdániz, responsable del periódico del MAM, Amanecer Agrario, hizo grandes aportes al trabajo de profundización y al desarrollo de la conciencia de los socios del MAM.