Las primeras iglesias de los pueblos misioneros
La evolución de la arquitectura jesuítico-guaraní.
La primera etapa de la arquitectura de los pueblos misionales la podríamos considerar como comprendida entre la conformación de las primeras obras realizadas en el pueblo de San Ignacio Guazú, creado a fines de 1609, y la llegada al Paraguay del Hermano Bartolomé Cardeñosa (1596-1656) que se produjo en 1622. Fue el primer Coadjutor con cierta habilidad técnica reconocida por los documentos.
Es particularmente interesante este período para mí porque entiendo que en su transcurso se decidió la configuración arquitectónica de un edificio de iglesia que debía ser práctico para construir con los escasos medios disponibles y, fundamentalmente, tenía que ser funcional al objetivo de la evangelización de los indígenas.
La idea de este trabajo es que además de proponerse el objetivo de favorecer la experiencia del indígena hubo otro propósito, inescindible de este, vinculado con la premisa de los sacerdotes de construir una iglesia, material y espiritual, íntimamente relacionada con la formación y el desarrollo de un cristianismo primitivo.
En este sentido entendemos que el punto de partida de la investigación de esta problemática está presente en la línea que iniciaran Buschiazzo, Busaniche y Gutiérrez acerca de la vinculación entre la vivienda indígena y la vivienda misional[1]. En estos enfoques la vivienda reduccional no significaba una ruptura con el antecedente indígena sino que debía ser considerada como una suerte de metáfora del habitáculo previo a la evangelización.
Desde mi punto de vista esta interpretación estaba poniendo de manifiesto una visión del intercambio cultural donde se producía una emisión y una recepción por ambas partes, el indígena y el europeo, reuniéndose en la misma obra de arquitectura una tesitura que se canalizaba en una propuesta que no tenía antecedentes ni en la arquitectura europea ni tampoco en las tradiciones indígenas. El sistema constructivo no sólo sería una opción económica y dialéctica con el lugar y la gente sino que vendría a ser un exponente de la racionalidad europea y de la habilidad que podrían alcanzar los propios sacerdotes junto con los indios para la transformación de la madera con el objeto de concretar la construcción de edificios para miles de indios, una escala desconocida en la región.
Teniendo en cuenta este estado de la cuestión la hipótesis de este trabajo tiene que ver con la concepción de una iglesia basada en el esquema basilical como expresión de un modo operativo, una tradición arquitectónica no normativa sustentada por una práctica de composición.
Para el guaraní el único referente arquitectónico era la Casa Grande. Un cambio de los modos de vida debía tener en cuenta sus propiedades.¿Cómo era la Casa Grande? El esquema más utilizado era una planta rectangular de gran desarrollo longitudinal. Según González Torres podía medir alrededor de 50 metros de largo por 5 o 6 metros de ancho. El interior era un gran espacio continuo sólo compartimentado virtualmente por la modulación de los horcones de los cuales los indios colgaban su hamaca.
La Casa Grande era polifuncional ya que cumplía las funciones de una vivienda y al mismo tiempo podría ser considerada como un lugar relacionado con la religiosidad de los guaraníes porque en su interior se realizaban diferentes danzas y los hechiceros daban discursos[2]
El Padre Roque González de Santa Cruz le escribiría a su Provincial en 1613. Le informaría que tenía a la iglesia de su pueblo en una casa y que esperaba su llegada para recibir la orden de cómo se iba a fabricar el edificio sacro “según la cédula de Su Majestad”. En guaraní “iglesia” se dice tuparoga, que quiere decir la Casa de Dios, la casa más grande del pueblo. Los jesuitas separaron lo sagrado de lo profano, la presencia divina requería de un habitáculo mucho más importante. La sensación de poder relacionada con el tamaño del edificio no tenía ningún antecedente indígena y equivalía a una concepción de Dios suprahumana.
Ruiz de Montoya reseñaba como habían quedado impresionados los indios porque “no han visto cosa semejante”, refiriéndose a una iglesia tosca de alfarda.
La concepción ignaciana, a un mismo tiempo universal y particular, originó un esquema tipológico de iglesia misional dialéctica con la planta basilical paleocristiana y la casa Grande de los Guaraníes.
Por Dr. Norbarto Levinton, especial para MTH.
[1]M. BUSCHIAZZO: La arquitectura de las Misiones del Paraguay, Moxos y Chiquitos. En D.ANGULO IÑIGUEZ: Historia del Arte Hispanoamericano. Salvat. Buenos Aires, 1956.
H. BUSANICHE: La arquitectura en las Misiones Jesuíticas Guaraníes.. El Litoral. Santa Fe, 1955.pág.12.
R.GUTIÉRREZ: Tipologías urbanas de las Misiones Jesuíticas . En 6° Congreso Internacional de Historia de América, 1982, pp.411-422.
[2] F.CARDIM: Tratados da terra e gente do Brasil. Companhia editora nacional, 1978.
H.STADEN: Vera historia y descripción de un país de las salvajes desnudas feroces gentes devoradoras de hombres (1545). Museo Etnográfico, Buenos Aires, 1944.