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Levinton, Norberto
Columnista MTH

Mártires: una ruina que espera

20 Feb. 2018 11:36 Misiones Jesuíticas
Jesuitas Mártires
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Pueblo de Mártires

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Las ruinas del pueblo jesuita de Mártires son las menos conocidas

En 1639 se reagrupan los sobrevivientes de varias reducciones del Tape: San Joaquín de Ybytycarai, Jesús María de Ybytycarai, San Carlos, Apóstoles del Caapí y San Cristóbal. Se conforma un Pueblo que se lo ubica cerca de Santa María la Mayor.

En 1657 este pueblo recibe tierras en Merced. Es muy interesante la descripción de la extensión de las mismas. La estructura de la demarcación está basada en varias cruces. Evidentemente ha habido una redacción de los jesuitas y una transcripción indígena. Lastimosamente una vez que se han sacado las cruces de su lugar original se perdió la demarcación.  La estancia de Santa María, sobre la margen oriental del río Uruguay, con seis puestos. Abarcaba, según la donación del Oidor Blazquez de Valverde “desde el Aguapey mirí en las faldas del monte nombrado Caaguazú dos lagunas del Tatayeti hacia el Apeyguazú y hacia el norte corriendo hasta el pantano grande que divide la estancia de la doctrina de San Nicolás o hasta los linderos que le están señalados en el título que se ha dado y asimismo les hago merced del sitio nombrado Ñunguaru hasta el Ypita para que en todas estas tierras puedan tener sus estancias y ganados”.

Se le integraba también en donación del pueblo de Santo Thomé  caminando “desde la capilla de los Santos Mártires se va costeando una cañada o pantano para llegar a un monte llamado Anguayba, cae siempre esta cañada a la mano derecha; acabándose el monte Anguayba se acaba de un costado la tierra dada, vuelta después la cara hacia un monte que llaman Suirapoñee camina uno atravesando los campos dejando a la derecha las tierras que quedan para Santo Thomé y a la izquierda las dadas a los Mártires y se llega a una cruz recién levantada por lindero entre las tierras de ambos pueblos y esta es la primera cruz que se encuentra y mira con un brazo al monte Anguayba, con el otro hacia el monte Suirapoñee y prosiguiendo el viaje se pasa el camino real y se llega a otra cruz que es la segunda y esta está cerca de dos montecillos el uno de la mano izquierda queda en tierras de los Mártires el otro montecillo llamado Tacuatí queda en las de Santo Thomé; los brazos de esta segunda cruz miran asimismo uno al Anguayba el otro al Guirapeñee; prosiguiendo en el mismo rumbo se encuentra un arroyo que sale del monte que llaman Tetangue que queda casi en medio de la tierra dada, desde este encuentro del arroyo se va aguas abajo costeando el arroyo dicho hasta que se encuentra la tercera cruz que está y ha de estar en la punta de tierra que hacen dos arroyos el uno que viene del Tetangue y el otro de los montecillos del Suirapoñee, desde esta junta de arroyos o punta de tierra puesto de la tercera cruz va aguas del segundo arroyo arriba hasta llegar al montecillo Suirapoñee y ahí se prosigue en derechura de las primeras dos cruces hasta llegar a la cuarta cuyos brazos miran el uno hacia el Anguayba y el otro hacia un arroyo llamado Mboima donde se acaba el segundo costado de la tierra dada, del encuentro de este arroyo se va vuelta la cara hacia la cabezada de este arroyoque es un monte que está enfrente de la Capilla de los Mártires y costeando siempre el arroyo Mboicua aguas arriba se llega al monte dicho donde se acaba la tierra dada de suerte que la rinconada, que hacen los dos arroyitos del Tetangue y Suirapoñee, queda incluida en las tierras todas de los Mártires. Del Anguayba al encuentro del arroyo Mboicua serán como dos horas de camino y es lo ancho, caminando por el camino real será como una hora de camino del término hasta la Capilla de los Mártires…el pueblo de los Mártires dará al de Santo Thomé por esa tierra el valor de mil pesos y reserváronse los de Santo Thomé toda la madera de los montes que están en esta tierra”.

Mártires tendrá otra estancia en las márgenes del Aguapey, cerca del Iberá, llamada San Gerónimo con nueve puestos.

La cuestión es que Blazquez de Valverde, seguramente siguiendo instrucciones de los jesuitas, dispuso partes comunes para los pueblos de Mártires y Santa María la Mayor con destino a la explotación de chacras. Correspondió a este uso “desde la zanja de Santa María de donde se divide y aparta el camino de San Miguel para el pueblo de los Mártires hasta el arroyuelo que corre de un cerrillo hacia el río del Añangui”.

Entre 1666 a 1669 el Padre Provincial Andrés de Rada ya tiene que intervenir en el litigio entre ambos pueblos. Asimismo debe emitir dictamen el Padre Provincial Agustín de Aragón entre 1669 y 1672.La decisión final será tomada mucho después[1].

En 1704 Martires se traslada a su asentamiento definitivo más al norte sobre una alta lomada (Furlong, 1962, p.153).

Hacia 1714 el pueblo todavía tenía “iglesia de prestado”. El provincial Luis de la Roca ordena que “cuando se haga la otra se hará conforme en todo a la del Pueblo de San Nicolás para lo cual se pedirán sus medidas”. En 1722 se ordena “prevenir materiales para la nueva iglesia”. Recién en 1725 se pone la piedra fundamental del templo. Durante 1727 se estaba construyendo. En 1731 es necesaria una nueva torre por el peso de las campanas. Para 1735 llega a la reducción el Hermano Carlos Frank (Insbruck en el Tirol, Austria). Suponemos que intervino en la obra de la iglesia. Por esa época era cura de la reducción el Padre Segismundo Asperger, autor de un herbario realizado con asesoría indígena. Fue el último jesuita en dejar los pueblos, inclusive después de la expulsión. Murió en 1773 en Apóstoles.

La iglesia constituye una problemática aparte. Sabemos que se construyó en piedra hasta las ventanas y después con ladrillos de adobe crudo. Un fenómeno climatológico produjo el corrimiento de horcones y soleras. De esta manera empezó a entrar agua al edificio. Se compuso en 1785. Se encargó el Maestro Carpintero Francisco Pelayo. Con esto tenemos una idea de lo que vamos a encontrar una vez que se descubran de maleza las ruinas.

Bibliografía

Furlong, Guillermo. Misiones y sus pueblos de guaraníes. Buenos Aires, 1962.

[1] Sentencia del 24 de abril de 1711 y confirmada por el provincial de ese momento el 17 de agosto.

Por Dr. Norberto Levinton, especial para MTH

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