Recordando a Aníbal Cambas
Por Estela G. de Lagier
La primera imagen es de cuando yo tenía cinco años y tío Aníbal nos vino a visitar con su esposa, mi tía MaríaIsabel Antoni Guilhem hermana de mi madre, conocida como Pocha Cambas, y mi primita Lucrecia, Graciela aún no había nacido. Desde mi pequeño tamaño me parecía un gigante. Pasaron muchos años y en marzo de 1956 llegamos a Posadas, con mi hermano Enrique, en hidroavión. Por circunstancias especiales yo me quedé en casa de mis tíos para hacer los dos años de magisterio en el Colegio Santa María. La convivencia me hizo descubrir, aunque lo haya valorado más tarde, las innumerables facetas de ese hombre locamente enamorado de su tierra colorada a la que exploró abriendo picadas en la selva, a la que le cantó con su música y su letra, como el “Sapucay”, a la que plasmó con colores, a la que dedicó sentidos versos o leyendas como la del I-Guazú, a la que dedicó años de su vida investigando sobre los guaraníes. De la que describió su navegación fluvial o “Historia de la Provincia de Misiones y sus pueblos (1862-1930)”para la colección de “Historia de la Nación Argentina” durante la presidencia de Ricardo Levenne y siendo él miembro correspondiente por la Provincia de Misiones.
Con su gran amigo, el Dr. Carlos Silveira Márquez visitaron en Paraguay a Federico Mayntzhusen, permaneciendo cuatro meses en su establecimiento para convivir, observar y describir a los guayakíes. El diario de ese viaje memorable lo escribió Silveira Márquez.
Perteneció a numerosas entidades como El Palacio del Mate, la Peña Itapúa, el Club Social, el Rowing Club. El deporte no le fue ajeno, practicó asiduamente natación, remo y tenis. En 1939 realizó el primer raid automovilístico de Misiones desde Posadas a Iguazú por la ruta 14 que estaba recién construída, su compañero de aventura fue el director del diario El Territorio.
Tío Aníbal era un hombre metódico, ordenado y con una fuerte personalidad sin la cual no hubiese podido hace todo lo que hizo. Su despacho era su mundo profesional. Grande, con un amplio ventanal sobre la calle Rioja al que se asomaba de vez en cuando entre una y otra escritura y sociabilizaba con los conocidos que pasaban en ese momento. A su escribanía llegaban permanentemente estudiosos de la historia regional buscando información, consejos o bibliografía. Él era generoso con sus conocimientos porque los compartía y tenía la gran cualidad de saber escuchar. En la planta alta tenía una habitación monástica en donde atesoraba y cuidaba celosamente un importante archivo y a la que mis primas y yo teníamos un acceso restringido porque no debían moverse los papeles del lugar asignado. Ahí leía, investigaba, estudiaba y escribía. Recuerdo como si fuera hoy que en un rincón se alzaba una enorme pila de boletines de la Real Academia de la Lengua Española, que llegaban regularmente por correo.
Cuánto más se podría contar pero me voy a conformar repitiendo lo que manifestaron la Profesora Alba Etorena y su esposo Juan Carlos Freaza en su obra “Historia de Posadas” Vol.II :” Cambas es sin lugar a dudas, el más alto valor cultural posadeño.” Y yo me atrevería a agregar “de la provincia”
Por Estela G. de Lagier, para Misiones Tiene Historia