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Levinton, Norberto
Columnista MTH

San José: la puesta en valor del aporte de un sacerdote

5 Dic. 2017 17:57 Misiones Jesuíticas
Jesuitas San José
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Mapa con la ubicación de San José

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San Joy de los asentamientos provisorios de pueblos misioneros

Se fundó San José cerca de la serranía del Tape en el paraje llamado Itaquatiá durante 1633. Fue su fundador el Padre Joseph Cataldino [Cataldini] [Fabiano, Ancona 1571-1653 San Ignacio Miní]  recién llegado de la epopeya de  transmigración de los pueblos trasladados desde la región del Salto del Guayrá a la región del Salto de Apipé. Lo acompañó, entre otros, el cacique Joseph Amandao, maestro de capilla de los cantores, natural de la reducción de San Ignacio del Guayra.

En su obituario o Carta de Edificación se dice que “en este mismo tiempo sucedió la muerte gloriosa y martirio del Venerable padre Cristóbal de Mendoza…y fue que el padre Joseph Cataldino como tan experimentado en estos aprietos pasase por orden del Superior a Jesús María como lo hizo atravesando toda la sierra, ríos y pantanos trabajando incansablemente como Superior…De aquí volvió otra vez a San Joseph para acabar de asentar a aquella Reducción, donde trabajó mucho”. Pero con los ataques de los bandeirantes se vieron los jesuitas obligados a retirar estos pueblos.

“En esta ocasión mudó también el Padre Joseph Cataldino la Reducción de San Joseph, retirando todos sus hijos al puesto que hoy tiene en el Paraná [el asentamiento provisorio] en el que trabajó mucho así por caminos tan largos y despoblados [el traslado y relocalización], como en sitiarlos bien y hacerles de nuevo pueblo, iglesia, casas y chácaras que todo costó innumerables cuidados, trabajos y desvelos, para poderles poner en el estado en que hoy están con una iglesia muy capaz de tres naves, toda cubierta de teja, y enmaderada con tablas de cedro, adornada con un retablo muy vistoso, dorado y de buenas pinturas y altares colaterales con imágenes muy devotas, ricos ornamentos de todos colores, música y diversidad de instrumentos”.

También hablan de San José los escritos del Padre Diego de Boroa y de algún ayudante, posiblemente el padre Silverio Pastor, en 1637. El relato transcripto es del padre Manuel Bertot [Noel Berthot, Marboz, Ain (Francia) 1601- Santa María la Mayor 1687] que tenía a su cargo San José porque Cataldino era el Superior de todas las Reducciones: “Comenzó esta reducción con la felicidad que todas las demás con fervor y abundancia de comida; comenzó la enfermedad y faltaron las aguas y sucedió la muerte del santo padre Cristóbal [de Mendoza, muerto mártir, Santa Cruz de la Sierra, 1589- 1635 Rio Grande do Sul] y luego todo se alborotó y turbó de suerte que dentro de un año no se veía en esta reducción sino muertes y hambre cruel, en el cual tiempo de nuestro Señor iba escogiendo  los que tenía predestinados y escritos en el libro de la vida. Hanse bautizados en esta reducción 2946 personas”.

El autor del texto, después explica que “trabajó en este tiempo el padre Manuel muchísimo, porque como estaba sólo y la gente era mucha no podía acudir a todos, principalmente no pudiendo tener la gente en el pueblo por falta de comida. Quiso Dios que en este tiempo iba visitando las reducciones el Padre Francisco Díaz [Taño] y, llegando a esta, dio orden para que de algunas pocas vacas que habían llevado los padres para criar se fuesen matando y acudiendo a los enfermos con la comida necesaria”. Esta cita explica la cortedad de la población de San José y la formación posterior de la llamada Vaquería del Mar con las reses que dejaron los jesuitas cuando debieron relocalizar los pueblos.

El padre Cataldino en 1638 debió asumir el mismo rol que tuvo en el Guayrá conduciendo a la gente de San José hasta la región del Salto de Apipé. A este pueblo se lo ubicó entre San Ignacio Miní y Corpus. En 1644 estuvo a cargo de este pueblo el Padre Luis Ernot. Tenía 1441 habitantes. Estuvo allí hasta 1657. En un trabajo hecho por la Secretaría de Cultura de la Provincia de Misiones en 1991, cuyo equipo técnico estaba integrado por Mary González y Ruth Poujade, se dice que estaba “donde actualmente se encuentra el establecimiento La María Antonia en una altura situada a 80 metros sobre el río, desde el cual se domina el tramo de aguas arriba hasta las inmediaciones de Corpus”.

Nos interesa particularmente el pueblo de San José en este momento cuando tuvo un asentamiento provisorio. ¿Porqué nos interesan estas ruinas escasamente valoradas hasta ahora? El lector podrá especular pensando que si todavía no se ha intervenido en Corpus ni en Mártires qué importancia podrá tener hacer algo en un lugar que tuvo un asentamiento provisorio. Pero responderemos: por la definición de su traza urbana. En la época no sabemos si todavía se continuaba utilizando la manzana del pueblo de españoles o ya se implementaba la vivienda manzana que conocemos. Pero además nos interesa la presencia del padre Luis Ernot que compuso un mapa donde, justamente, está ubicado el pueblo de San José en este asentamiento provisorio. El mapa, dedicado al padre general Vincentio Carrafa de la Compañía de Jesús, contiene a Loreto [se mudó en 1653] y un poco más arroyo arriba a San Ignacio Miní [se mudó en 1656], sobre la misma margen izquierda del arroyo Yabebirí. Esto se ordenó así porque del otro lado del arroyo, más al nordeste, están ubicados San Carlos, San José y Corpus.

Es decir que estamos hablando de una estructura de la macro-región misionera diferente y de una estructura espacial de un pueblo misionero distinta a la conocida actualmente.

Además, fundamentalmente, allí estuvo activo el padre Joseph Cataldino, uno de los principales sostenedores de la gesta misionera.

La totalidad de la población de San José  terminará de trasladarse [para dar lugar a Santa Ana]  en 1660 a su paraje definitivo a la vera de la naciente del arroyo Pindapoy grande y su tributario el arroyo hoy llamado San José. Allí yacen los restos de otro importante jesuita: el padre Antonio Sepp [1655, Caldaro, Bolzano-1733 San José, Misiones]

Desde mi punto de vista la Provincia de Misiones debería tener un proyecto estratégico para componer una historia urbana de los asentamientos. Es la posibilidad de tener registrada y posteriormente conformada una verdadera ruta jesuítica con la totalidad de los  pueblos misioneros. El tiempo pasa y las intervenciones en la región, como la represa de Yacyretá, cambian la fisonomía. Ya hablaban de esto, desde hace mucho, Rodolfo Roetti y Jorge Francisco Machón.

Por Norberto Levinton, especial para MTH.

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