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Montenegro, Alfredo
Columnista MTH

Santa Fe y el abordaje de la flota cobriza

30 Nov. 2017 18:55 Andresito Guacurarí
Artigas Campbell Sití Federalismo
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Andresito descuelga a Sarmiento

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Escrito de Alfredo Montenegro desde Rosario

“Atacamos fulminantemente, arrojando sin asco metralla a quemarropa. Juntamos la banda del lanchón contra la del falucho, largamos los ganchos y ahí sí le subimos como arañas por estribor, indios y gauchos a los gritos, sonando los cuernos y las trompetas a lo loco. ¡Sí, aquello era una verdadera locura! Luego les metimos carabina, y entramos a los sablazos cuerpo a cuerpo. ¡Aquello era un baño de sangre!”, indica en “Los corsarios de Artigas”, Agustín Berraza (1902- 1998).

La historia santafesina poco o nada recuerda a aquella furibunda flota de guaraníes y guaycurúes, negros liberados y gauchos artigueños que enfrentaron -sin angustias- al centralismo porteño. Esgrimiendo antiguas y salvajes estrategias de piratas y montoneras, en barcos, canoas, chalupas o a caballo, se lanzaban a la lucha cuerpo a cuerpo, armados con lanzas, hachas y facones ante las naves del Directorio.

Pero en Rosario, se olvida -con todo empeño- parte de ese pasado. El 29 enero de 1819, en el medio de las guerras entre el centralismo porteño y los federales litoraleños, el general Juan Ramón González Balcarce (1773-1836) incendió la villa de Rosario. Sólo se salvó la capilla en donde hoy se encuentra la Catedral de Rosario.

Sin embargo, por eso de la falsificación de la historia que denunciaba don Arturo, una calle rosarina aún lleva el nombre de Balcarce (Entre Oroño y Moreno).

En tanto, quienes defendieron y corrieron a la tropa porteña, fueron ocultado, aunque algunos memoriosos suelen nombrar a un tal Andrés Guacurarí (montonero guaraní) y a Pedro Campbell, jefe de la flota artiguista que surcó los ríos Paraná y  Uruguay. Ambos fueron valerosos guardianes del proyecto de los Pueblos Libres y algunos de los pocos que no traicionaron nunca a Artigas.

“Conquista, despoblación y exterminio”

El mismísimo Bartolomé Mitre señala que las instrucciones dadas por el Directorio a Balcarce, cuando en 1819 marchó a Santa Fe con tropas para sofocar la rebelión federalista: “Era un plan de conquista, de despoblación y de exterminio”.

Pero también admite Mitre que Campbell “era el inventor de una nueva táctica de combate que consistía en que la infantería montada y armada de fusil con bayoneta, cargaba a gran galope como caballería, se dispersaba en guerrillas del mismo modo, echaba pie a tierra por parejas o grupos, cuidando uno de los caballos y rompía el fuego dentro del tiro de fusil”.

Y agregaba que “en caso de avance, se reconcentraba y cargaba a pie o a caballo, según obrase como infantería o caballería, y en caso de retirada, saltaba rápidamente sobre sus caballos y se ponía fuera del alcance de su enemigo. Esta operación era protegida por escuadrones de verdadera caballería que servían de reserva”.

Banderas de Artigas y Andresito

Sobre esa desacatada flota litoraleña y cobriza, un parte del jefe naval de la flota del Directorio, Abel Angel Hubac, registra la presencia de buques correntinos en Cayastá, y de la aparición en la laguna de Santa Fe de varios buques y lanchones “que entraron haciendo salvas de cinco cañonazos con grandes banderas y gallardetes: unos traían la bandera de Artigas, otros la de Andresito”, (Archivo General de la Nación, en oficio al Comandante General de Marina, Coronel Matías de Irigoyen, del 23-1-1819).

La presencia en Santa Fe, de las fuerzas de Andrés Guacurarí, se produce luego que en 1815, el tape ahijado de Artigas, designa a Campbell como Comandante General de la Marina de la Liga Federal. El marino recauchutó naves como “Carmen”, la “Correntina”, el “Artigas”, el “Oriental” y la “Victoria”, y desde Corrientes rastrillaba el Paraná para frenar a los buques que aprovisionaban a Buenos Aires, desde Paraguay.

“Experiencia en la carniada”

Sobre esa negrada comandada por el colorado, artiguista y acorrentinado Campbell, el comerciante, financista y escritor británico, John Parish reproduce en sus informe: “¡Y «pa pior» facones y sables desafilados…. oxidados! Suerte que tenemos experiencia en la «carniada» que si no ¡largábamos el cuajo! Recuerdo mis tiempos de curtidor, allá en lo de Fernández Blanco y estoy ducho en el manejo del facón,….. Refalábamos por la sangre desparramada en la cubierta. Los paraguayos eran bravos pero finalmente los reducimos y nos quedamos con las armas y el resto del botín”.

Lanchones y canoas

Luego, a mediados de 1818,  Campbell recibe la orden de José Artigas de ir en ayuda del brigadier general Estanislao López, gobernador de Santa Fe, amenazado por el Ejército de Observación de Buenos Aires al mando del general Juan Ramón Balcarce. Las fuerzas del marino irlandés redondeaban un total de 200 hombres, y pequeñas embarcaciones, lanchas y canoas.

El 6 de diciembre de 1818, los de Campbell sorprenden a los buques del capitán francés Ángel Hubac, quien bloqueaba el puerto de Santa Fe. La escuadra porteña deja el y se retira aguas abajo.

Balcarce, tras ataques de Estanislao López, baja a Rosario y tras incendiarla se embarca hacia Buenos Aires el 29 de enero de 1819. Y, en febrero de 1819 Balcarce llega a San Nicolás, pero el 5 de febrero lo enfrentan las tropas federales con la flota de Campbell y retoma el camino a Buenos Aires.

La memoria regional

La memoria de esos guerreros cobrizos que asaltaban a los porteños cayéndoles al abordaje, entre el griterío y la sorpresa, esgrimiendo a machetazos el espanto, se oculta. En esas desenfrenadas avalancha, lo rudimentarios hijos de la tierra limpiaban a la marinería porteña, paraguaya o portuguesa que invadía al territorio de los Pueblos Libres.

La huella regional que marcó Andresito, tapada por mucho tiempo, fue manipulada como también se realizó con el significado de la batalla de Mbororé, cuando el 11 de marzo de 1641, guaraníes de las misiones jesuíticas derrotan a bandeirantes, exploradores y mercenarios europeos enviados por Portugal, en el cerro Mbororé, hoy Panambí en  Misiones.

Pero, el paso de aquella flota de guerreros guaraníes, gauchos y negros de Andresito y Artigas, reaparece también en la memoria santafesina. Julio César Rondina, presidente del Instituto Artiguista de Santa Fe, señala que “Santa Fe llegó a ser provincia gracias al artiguismo. Éramos una delegación administrativa de Buenos Aires; el poder porteño no quería perder la región para no perder el cobro de rentas aduaneras de los productos que entraban y salían por el río Paraná”. 

La batalla cultural reclama retomar esta identidad y esa rebelde lucha del rebelde Andresito. Es hora de bajar de las escuelas los cuadros de próceres que justifican el proyecto de saqueo y exclusión. La región retoma el relato de su identidad. Como indica el historiador misionero Oscar Daniel Cantero “El pueblo tiene derecho a la historia, a su identidad”.

Por Afredo Montenegro, desde Rosario, especial para MTH.

Ilustración: Mariano José Utín

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