Si Las Piedras lo hizo, Posadas también
Las calles son espacios de identidad cultural e histórica
El municipio de Las Piedras, en la intendencia de Canelones, en Uruguay, es a Montevideo lo que Garupá a Posadas, una ciudad cercana que forma parte del área metropolitana. En el caso de la ciudad oriental es, además, el sitio histórico en el que se registró el primer triunfo militar de José Gervasio Artigas, el 18 de mayo de 1811, contra los realistas que ocupaban Montevideo. Visitar Las Piedras es visitar la historia misma del origen del artiguismo, el proyecto alternativo al que, por entonces, proponía Buenos Aires para encauzar el proceso revolucionario e independentista y al que los misioneros adhirieron con fervor.
Al igual que en Posadas, a los espacios públicos de Las Piedras se les impuso el nombre de personajes, fechas y sucesos propios de una historiografía liberal, en la que tanto los actores populares y las identidades colectivas fueron relegadas. Ese proceso histórico de denominar a los espacios públicos no fue algo inocuo o inocente, sino que tuvo la intención pedagógica de instalar un imaginario y de naturalizar una interpretación sobre el pasado que legitimara a unos e invisibilizara a otros.
Es por ello que, desde hace por lo menos dos décadas, se han generalizado los intentos por modificar nombres de calles, avenidas, plazas o escuelas, tanto en Misiones, como en el resto de la Argentina y, también, en el Uruguay. En Posadas, como caso, el intento más famoso es el necesario cambio de nombre de la Av. Mitre, que recuerda al responsable y ejecutor del genocidio del hermano país del Paraguay durante la guerra de la Triple Alianza. Si bien sobran motivos para proceder al cambio, ninguno de los proyectos que se presentaron en el Honorable Concejo Deliberante capitalino logró pasar del filtro de la indecisión política de los ediles.
Ante cada nuevo proyecto, la respuesta fue siempre la misma: “no se puede cambiar el nombre de una calle”, “los frentistas se van a enojar”, “ese nombre ya está naturalizado” y otras excusas por el estilo.
Ahora bien ¿no se puede cambiar el nombre de una calle? ¿a los frentistas les cambiará mucho la vida cotidiana por dejar de vivir en la Av. Mitre y pasar a vivir en la Av. Ramón Ayala o Av. José Artigas, por citar dos nombres entre tantos otros posibles? La realidad es que sí se puede cambiar el nombre de una calle y que la vida de los frentistas no se modifica un ápice. Es más, como sociedad tenemos el derecho de imponer a los espacios públicos el nombre que nos identifique y represente.
Y acá volvemos a Las Piedras, municipio que en el 2013 cambió el nombre de una de sus calles principales, que dejó de llamarse “Venancio Flores” para pasar a denominarse “Av. De las Instrucciones del Año XIII”. El cambio fue propuesto por un conjunto de profesores de historia liderado por Heber Freitas, quien fue el autor de los fundamentos de la ordenanza. Hace 10 años que los pedrenses dejaron de llamar Flores a una de las calles laterales de la plaza central de la ciudad.
¿Si Las Piedras lo pudo hacer, porqué Posadas no?
Por Mgter. Pablo Camogli