Sudamericano del 66: La irrupción internacional de Finito Gehrmann
Historias del más grande del deporte misionero
Ernesto “Finito” Gehrmann es la máxima figura del deporte misionero en toda nuestra historia. Una verdadera leyenda de la provincia y una gloria del básquet argentino, para cuya selección jugó numerosos torneos y obtuvo dos sudamericanos. El primero de ellos, con tan solo 21 años. Fue en 1966 en Mendoza, en dónde la selección recuperó el trono de campeón luego de 23 años sin títulos. Aquel equipo se ganó el sobrenombre de los “córdores” y él, Finito, comenzó una extraordinaria carrera con los colores argentinos.
El equipo titular lo integraban Ricardo Alix, Benjamín Arce, Luis Felipe Armendáriz, Miguel Ballicora y el capitán Alfredo Feresín. Además, ingresaban Gehrman, Carlos Mariani, Dante Masolini, Hugo y Samuel Oliva y Miguel y Tomás Sandor. Todos ellos entrenados por Alberto López.
El torneo se jugó entre el anfiteatro Frank Romero Day de la ciudad de Mendoza, al pie del cerro de la Gloria y epicentro de la tradicional fiesta de la Vendimia mendocina y la subsede de San Juan. Los juegos de la selección fueron multitudinarios.
La Argentina tuvo un arranque arrollador con victoria abultadas ante Ecuador (65 a 31), Chile (88 a 54) y Colombia (77-48). Luego vino una derrota ante un muy buen equipo peruano, que venía de ser subcampeón en 1963, por 59 a 57, y que sería tercero en Mendoza y en el siguiente sudamericano.
Los siguientes juegos fueron también con claras victorias ante Paraguay (87-59) y Uruguay (72-50), para llegar a la final frente al tradicional rival, Brasil. Los brasileños eran un poderoso conjunto que había ganado los últimos cuatro sudamericanos y su dominio regional parecía incontrastable. Pero los “Cóndores” fueron más certeros y se quedaron con la victoria por 54 a 52.
Aquel triunfo fue uno de los más importantes de nuestro básquet y sirvió para presentar en sociedad a quien sería uno de los jugadores emblemas del equipo en los próximo años, el obereño Ernesto “Finito” Gehrmann. De hecho, al año siguiente, tendría una destacadísima actuación en el mundial de Uruguay, en donde la Argentina alcanzó el 6° puesto, el mejor desde el recordado título mundial de 1950.