El recuerdo del "Rey del Chotis", Luis Ángel Monzón
Uno de los músicos más populares de la provincia
Nació el 3 de julio de 1951 en Eldorado y con el nombre de Luis Ángel Barchuk, pero pasó a la historia de la música del litoral como Luis Ángel Monzón, el “rey del chotis”. Junto a su familia (su padre era docente) se fue a vivir a Apóstoles y Concepción de la Sierra. Ni bien concluyó el secundario, se fue a estudiar a Posadas, en donde comenzó a destacarse como músico acordeonista.
Cuenta la leyenda que su vinculación con la música comenzó a los 10 años. Su padre había vendido un automóvil y como parte de pago recibió un acordeón. El instrumento cayó en manos del pequeño Luis Ángel, quien rápidamente quedó prendido de los sonidos que irradiaban del instrumento.
A mediados de los ’70 se fue transformando en una referencia del género chamamecero y litoraleño en general. Para los ’80 ya era uno de los músicos más populares de Misiones, lo que le valió tocar junto a grandes de la música, como Teresa Parodi, Isaco Abitbol, Ramón Ayala y Antonio Tarragó Ros, al que lo unió una gran amistad y admiración mutua.
A lo largo de su carrera grabó siete discos, siempre con el seudónimo de Luis Ángel Monzón. La empresa discográfica fue la que sugirió cambiar el apellido, ya que Barchuk sonaba muy gringo como para transformarse en un producto comercial en el siempre tradicional ambiente del chamamé. No se sabe bien porqué, pero lo cierto es que el acordeonista optó por Monzón y con ese apellido salió al ruedo musical.
Entre sus composiciones más destacadas, se pueden nombrar “El Puestero lobizón”, “Misiones, capital de la yerba mate”, “EI más antiguo de Misiones" y "A Capilla cué”, entre otros.
Aquejado de diabetes crónica, Luis Ángel dejó de tocar a comienzos de la década del 2000. Lenta pero en forma persistente, su salud se fue deteriorando, hasta que a comienzos del 2012 debió ser internado en el hospital Madariaga de Posadas, lugar en el que falleció el 25 de enero de 2012. Sus restos fueron cremados y sus cenizas esparcidas en el río Paraná, tal su deseo.
Su amigo Tarragó Ros afirmó que “era brillante, un cerebro. Por eso, cuando apareció en el chamamé me puse del lado de él. Era inteligente, lindo de todas maneras. Esa enfermedad (diabetes) lo sepultó”. El acordeonista contó que “componía con él, escribía con él” y que “en política estábamos siempre del mismo lado”.
Fuentes
El Territorio
Primera Edición
http://mateyfolkloreenlaradio.blogspot.com.ar
Gran atlas de Misiones, Posadas, IPEC, 2013.
VIDEOS
Puestero Lobizón de Luis Ángel Monzón